“Un día sonaba un disco de boleros,; otro, uno de Glen Miller o uno de flamenco; otro, uno de Rimsky Korsakov o de tangos; otro, un aria de Puccini, unas sardanas, algo de Louis Armstrong, o un poco de rock & roll..
Era una suerte crecer escuchando cosas tan diferentes, que tu oído y tu criterio musical se hagan amplios, e incapaces de subestimar algo, solo por tratarse de un determinado estilo.
Suerte tambien haber podido escuchar de pequeño aquella famosa frase: “Solo hay dos tipos de música, la mala y la buena”.
Lorenzo nace en Barcelona, (España) en Julio de 1956. En su casa siempre hubo una variada información musical. Su madre, según cuenta él, siempre cantó muy bien, aunque como aficionada, y su padre formó parte de varias agrupaciones de música del Caribe y Suramérica, pero de forma profesional.
Después de haber sido expulsado de clases y ser enviado a la Dirección varias veces, estaba claro que Lorenzo no podía seguir haciendo música solo de golpear los pupitres, tenía que buscar otra forma de desahogarse, o las expulsiones seguirían; así que sus padres lo inscriben en una escuela de música y al poco tiempo comienza con acordeón y piano. En ese entonces vivían en Caracas.
A los trece años se traslada a Suiza donde, además de comenzar sus estudios de francés, continúa con el bachillerato, la teoría y el solfeo. Paralelamente forma parte de una agrupación dedicada al folklore latinoamericano junto a su primo Tito y su tío Liberto: Tito Corona et ses guitares. Liberto le había propuesto ir a Suiza y formar parte de su agrupación para aportar sus conocimientos del cuatro y otros instrumentos y ritmos latinoamericanos. Lorenzo se entusiasma con la idea y después de conseguir la autorización de sus padres se va a Suiza. Allí desarrolla la técnica de algunos instrumentos típicos latinoamericanos como el charango, la quena, el pinquillo, la tarka, el arpa venezolana o la paraguaya y otros instrumentos de la región. Con esta agrupación recorre Suiza y otras partes de Europa. Más tarde vuelve a Barcelona donde continúa sus estudios de música en el principal conservatorio de la ciudad y además comienza a estudiar guitarra clásica.
"Siempre he pensado que viajar a esa edad es una de las mejores cosas que te pueden pasar; tu mente y tu espíritu lo absorben todo, aprendes con mucha facilidad todo lo que te puedan aportar otras culturas, y en lo musical, esto no es una excepción”.
Algún tiempo después regresa junto con su familia a Caracas donde vive por muchos años y desarrolla su etapa de aprendizaje y de trabajo más larga. Allí continúa estudios de teoría, solfeo, orquestación, armonía y apreciación musical.
Comienza a estudiar contrabajo clásico con el mundialmente reconocido profesor
Omar Sansone, además de otros cursos y talleres de especialización con el profesor
Rómulo Lazarde, con el gran maestro del jazz,
Gerry Weil; además asiste a algunas clases con
Yannis Ioanidis. Así mismo, talleres de interpretación de la
Orquesta Sinfónica Simón Bolivar, de la cual formó parte como contrabajista.
"Me llamaba la atención lo que sucedía en la parte grave del espectro sonoro. El bajo, en cualquier estilo, era algo sobre lo que parecía que se centraba todo lo demás. Llegué a pensar que el resto casi era algo que servía para justificar la presencia de aquel maravilloso instrumento de gran nobleza, que tanto aporta y a veces tan poco reconocimiento recibe.
Tomar la guitarra de papá y olvidarme de la 1ª y la 2ª cuerda comenzó a hacerse algo cada vez más habitual. Al escuchar un tema de la recién bautizada salsa de la época, para mí se convertía en un concierto de bajo y cencerro, éste último artefacto era uno de mis instrumentos favoritos a pesar de lo arcaico, lo monotemático y lo monofónico. De hecho, de no haber sido bajista, hubiera sido percusionista, entre otras cosas para poder tocar un cencerro marcando el 1º y 3er tiempo en una rumba, en un guaguancó o en un buen funky.
¡Es maravilloso sentir que sólo con ese instrumento -vuelvo al bajo- puedes controlar todo y tener tanta responsabilidad! Es lo que siente el conductor de un bus lleno de gente al poner el pié sobre el acelerador, sabe que en sus piés hay una gran responsabilidad.
Escuchar una música en la que había un bajo y un cencerro era muy atractivo, los dos compañeros compartiendo la dura tarea de mantener a flote una banda.
Lo de las cuatro cuerdas graves comienza a ir mas en serio; ello, pese a muchas sugerencias de dedicarme a algo más (importante) como la guitarra, cantar, o el piano, ya que para muchas personas el bajo era algo así como una guitarra incompleta, una cosa torpe, lenta, que casi no se entiende. Es bastante frecuente escuchar a alguien decir: ¿cuál es el bajo?, es que no lo distingo. Casi siempre doy la misma respuesta: lo sabrías si de repente dejara de sonar. Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde, jeje.
Está claro que es un problema cultural, de formación musical, de la misma subestimación que este instrumento ha sufrido como algunos otros.
A veces he pensado que así como los animales reaccionan ante el estimulo de las notas más agudas, los seres humanos deberían reaccionar ante las más bajas por ser más evolucionados; ¿debería ser así, no?
Finalmente, mi padre me regala mi primer bajo, un Gibson SG. Me encantó cuando se lo ví por primera vez a Jack Bruce con Cream. Era el modelo de los cuernitos; además era rojo, razón por la cual algunos amigos y colegas de la música comenzaron a llamarme diablo. ¡Gracias, Willie, Leo y Frank! He de reconocer que le tomé cariño al apodo.
Éste es un recuento de De cómo se llega a tocar un instrumento, a pesar de saber que siempre estarás abajo y detrás.
He de decir también que con el tiempo, y dada mi responsabilidad como productor y arreglista, les he dado a todos los instrumentos el valor que merecen, ¡no vaya yo ahora a cometer el mismo error con éstos!. Todos cumplen una importante y hermosa función dentro de un cuadro musical. Simplemente, el bajo fue el mejor medio que encontré para integrarme al maravilloso mundo de la música.
Nunca llegué a ser percusionista, pero durante algún tiempo llevé un cencerro (campana) debajo del asiento de mi vehículo; ponía un disco de Ray Barretto, lo sacaba, le daba con un palo y así descargaba las tensiones que producían las interminables colas de la ciudad de Caracas. La gente de los otros vehículos me miraba como si fuera un personaje de un cuento de Julio Cortázar. pun quin pun quiti pun quitipun quiti.................”
Como era lógico, le entusiasmaba incursionar dentro de otros estilos dentro de la música popular. y en su época de bachillerato forma una banda llamada
Un pié, un ojo.
"Un pié, un ojo fué una experiencia inolvidable. Nos divertíamos con la música, componíamos con una caculadora en la mano, en el repertorio no había más de ocho compases de 4/4. Todo era creatividad, nada estaba condicionado a nada, las ideas eran válidas por sí mismas, no había compromisos con nada ni con nadie.¡ Haber formado esa banda con quienes hoy en día son grandes maestros como Juán Francisco Sanz, Mauricio García o Paul Dessenne, es un hermoso recuerdo! Escuchábamos cosas como Soft Machine, György Ligeti (música serial electrónica), Premiata Forneria Marconi, La Banda Municipal, o algunas otras no muy conocidas, mucho menos por gente de nuestra edad”.
No era nada común que unos chicos de entre 14 y 18 años tuvieran ideas musicales tan extrañas y no estuvieran tocando rock. Gente como Gerry Weil, Frank Quintero, Vinicio Ludovic o Edgar Saume asistían a sus conciertos, lo cual era un gran orgullo para esos chicos que comenzaban, ya que esas personas eran algunas de sus referencias musicales.
“era increíble que a nuestros conciertos viniera gente como Gerry Weil. Gerry formaba parte de una de las mejores grupos de vanguardia que ha habido en latinoamérica, La banda Municipal. Era una especie de Weather Report. De hecho, alguna vez llegué a pensar que Weather Report escuchó a la banda municipal ya que en Heavy Weather hay un tema (The Juggler) que suena muy parecido por los ritmos ternarios. Lo que sí es seguro es que para ese tema se nutrieron de las mismas fuentes que la Banda Municipal, o quizas sea la influencia de Acuña. Además, Zawinul y Gerry se parecen mucho, los dos son de orígen austríaco y tienen tendencias musicales similares”.
Los Balzehaguaos
fue su siguiente experiencia importante. Esta era una banda bien consolidada y formada por músicos de gran prestigio, Frank Quintero, Leo Quintero, Jesús Sanoja o Carlos “Nené” Quintero.
“Con los Balzehaguaos sentí que realmente estaba entrando en un mundo más profesionalizado, los macroconciertos, los grandes montajes, el contacto con la verdadera industria de la música, con músicos de muchísima trayectoria; eran otros conceptos, era una experiencia completamente nueva".
Luego vino
Melao, banda que significó el inicio de un importante movimiento musical en latinoamérica en los 80’. Esta agrupación fué uno de esos casos de poca popularidad, pero mucha importancia.. Pocos años despues, sus integrantes, excepto
Ilan Chester, que se había lanzado en solitario, formaron
La Sección Rítmica de Caracas.
En este caso se lograron los dos objetivos ya que el estilo que desarrollaron influyó otras tendencias posteriores y porque trabajaron produciendo a
Yordano, Willie Colón
o
Luzmarina,
artistas muy exitosos. Melao y La Sección lograron hacer ruido hasta Europa.
“Melao dió un giro al tratamiento que se le daba hasta al momento a la música del caribe. Compartimos escenario con Queen en un megaconcierto; aquel público quería rock y por supuesto, eso nos ponía las cosas aún más difíciles. Con la Sección Rítmica, y en un momento y condiciones más apropiados, pudimos sacar adelante todas aquellas ideas. Melao habia sido algo así como un error de tiempo”.
A raíz de estos encuentros, El Diablo comienza a tener una gran relación con la gente más importante del ambiente musical de Venezuela y latinoamérica, y gracias a esto, con músicos importantes de Estados Unidos y Europa.
En el jazz y latin-jazz desarrolló trabajos y giras internacionales junto al propio
Gerry Weil, Otmaro Ruíz
o
Dave Valentín.
En el mundo de la salsa o, lo curiosamente llamado música latina, con
El Trabuco, un all stars dirigido por
Alberto Naranjo, con
Mango, Celia Cruz
o
Guaco, una verdadera superbanda. Ha recorrido el mundo con
Tromboranga
como bajista, arreglista y corista.
En el pop, por ejemplo ha sido durante muchos años director musical y arreglista para el talentoso
Ilan Chester, para quien produjo varios discos, con
Franco de Vita
como director musical, o con
José Luis Rodríguez,
El Puma, Danni Rivera
y
Armando Manzanero, David Bisbal, entre muchos otros como bajista en giras.
Tambien hizo tres giras con
Operación Triunfo, el megapopular concurso para la TV española.
Habiendo vivido en Venezuela, Suiza, España y Estados Unidos, y en una dilatada carrera, ha trabajado para gran cantidad de discográficas, productores, arreglistas, para formaciones en vivo, en grabaciones de discos, cientos de jingles publicitaros como instrumentista y productor, música para cine, cortos y documentales, teatro, comedias musicales, etc.
Como bajista ha llegado a ser considerado uno de los mejores de latinoamerica.
Ha sido profesor en las escuelas de la
YAMAHA y ha realizado talleres para la reconocida marca
WASHBURN.
Hoy en día tiene como sponsors a prestigiosas marcas relacionadas con su principal instrumento:
EBS bass amplifiers, LEDUC basses,, HVC music import.
Tiene una
Titulación Superior por la ESMUC (Escola Superior de Catalunya)
Muchos de sus trabajos han sido
disco de oro o de platino. Tiene
3 "LATIN GRAMMY",
una nominación a los "PREMIOS OSCAR"
por mejor documental,
(BALSEROS) varios
Premios "ANDA" de publicidad, 3 LUKAS award (UK) con TROMBORANGA, y
nominaciones a Los "PREMIOS DE LA MÚSICA", España.
Sus sesiones de grabación se pueden contar por cientos, su abierta formación y versatilidad le han permitido moverse en los más diversos terrenos como bajista, productor, arreglista, corista, programador, guitarrista, percusionista o incluso “silbando”, en estudios de Caracas, Los Angeles, Puerto Rico, Miami, Nueva York, Madrid, Barcelona, París, Berlín o Munich. Sus presentaciones en directo son innumerables, habiendo trabajado en los cinco continentes.
Desde hace varios años reside en Barcelona desde donde colabora para proyectos tanto en América como en Europa.
”siempre tendré un especial recuerdo de uno de mis padrinos en la música, Eduardo Cabrera. Cada vez que toco mi instrumento o escribo algo, recuerdo alguna frase de él. ”
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